DESPERTAD PROGRAMADORES, LO BUENO ESTÁ AQUÍ.
Salón Otto. Compañía Teresa Navarrete.
Sevilla, Teatro Central 14 de diciembre 2013
Si por algo gustan los trabajos la Cía. Teresa Navarrete es
por la capacidad de crear mundos propios, donde la gestualidad y las presencias
se entrelazan con líneas de movimiento y de texto que tejen una atmósfera opaca,
como de ensueño, en donde el espectador puede cómodamente distanciarse.
Esto sucede pero de manera brillante en Salón Otto. Esta vez ese
mundo es más extrovertido, invita al público a sumarse a la escena, y desde el
principio -como un picor- el interés por lo que sucede va extendiéndose por
cada rincón del teatro.
El espacio escénico puede entenderse de diferentes formas. Al
principio podría ser una sala de espera donde el hilo musical se personaliza
transformándose en toda una señora actuación en
directo a cargo de Montgomery (Miguel Marín). En otro momento bien podría ser un cuaderno
donde se guardan deseos compartidos. O un espejo donde dejar galopar las
esperanzas.
Teresa, más en forma que nunca tras su reciente maternidad, (misma fecha del estreno de la obra y el primer cumpleaños de su hijo Otto) inicia
el movimiento casi sin querer. Y
asombra con una danza altamente refinada y fluida. Las espirales que realizan
sus manos parecen no terminar nunca. Sus dedos se alargan una y otra vez hasta
que consiguen atravesarte el alma con un lenguaje corporal que evoluciona
perfectamente logrando construir un estilo reconocible y bello. Y contrasta Nando
con su nomenclatura menos pulida pero más enraizada en la tierra, capaz de arrancarte una carcajada y bailar con el. Danza rural, danza
silvestre… Agrodanza!
En otra secuencia, se
construye sobre una mesa y con tierra la maqueta de una montaña. Una montaña con
cara norte y cara sur, donde sus habitantes se instalan en la mitad más cálida
y luminosa. La cara que podría albergar el lugar en el que habitan nuestras
expectativas. Y ahí es, creo, donde tiene lugar el momento más destacable del espectáculo.
Un dúo en donde Nando sacude a Teresa, hasta deshacerle los huesos y
convertirla en agua…
Un placer para los asistentes. Incluído Manolo Llanes,
director del Teatro Central, que públicamente se deshizo en elogios. Despertad
programadores. Lo bueno está aquí.