Por primera vez en la vida, me salí del Gran Teatro Falla de Cádiz.


por Amalia Cabeza
Cádiz 19-10-2014

Cada año, como agua de mayo (aunque sea octubre) se espera a que llegue el FIT.
El Festival de Teatro Iberoamericano se resiste valiente a las inclemencias económicas que tanto daño hacen al sector de las Artes Escénicas y así de capaz, nos acompaña unos días llenando las calles gaditanas de música, color y algarabía teatrera de la buena. Es cierto que el festival es de 'teatro' pero en la programación siempre se cuela algún que otro espectáculo de danza inesperado... ¡Y se agradece tanto! Por que si no, lo único que nos queda a los amantes de la danza contemporánea de la ciudad de Cádiz es irnos al Mes de Danza en Sevilla o suspirar porque llegue junio y disfrutar del 'Cádiz en Danza' que es nuestro máximo lujo. En serio, un oasis.

Creo que no me equivoco al decir que este año sólo se han programado cuatro espectáculos de danza en el Gran Teatro Falla. De estos cuatro voy a compartir mis reflexiones sobre con el tercero: el del día 19 de octubre de 2014.

Todo el día transcurrió felizmente, ilusionados por ir al Teatro Falla a ver Danza Contemporánea. Por la mañana disfrutamos de lo lindo con un buen teatro físico de Tryo Teatro Banda de Chile, y de la fantástica 'La Cabra' de El Espejo Negro y de un sol radiante y un levantito gustoso.

Después de almorzar con buenos amigos, barbacoa en azotea mediante, regresamos a casa para acicalarnos. Si, no entiendo todavía por qué nos ponemos de punta en blanco para ir al Falla, pero en esta ciudad, sigue siendo un ritual para mi y la mayoría del respetable. Tacharnos de convencionales si queréis y con razón, pero es lo que hay.

Tras llegar a la taquilla y pagar 30 euros para ver la CND República Dominicana con el espectáculo 'Caribe Deluxe' hicimos cola unos 20 minutos antes de que abrieran las puertas de teatro. Por fin entramos para esperar otro tanto en el hall en donde, al cabo del rato,  aparecieron los bailarines vestidos con ropas militares. Se mezclaron con el público allí presente y nos increparon a que desconfiáramos de los demás en acciones rutinarias como 'sacar dinero del cajero' o 'hablar con desconocidos'... situación que ni causó sorpresa ni tuvo una mucha relación con lo que veríamos después.

Mientras que el público se sentaba en las butacas, más de esto, que empezó a perder el poco sentido que podía tener porque ya nos han hecho la 'broma' antes. Los bailarines por fin abandonaron el patio de butacas para subir al escenario y realizar un catálogo de movimientos posibles de pareos de colores de escaso significado simbólico y carente de interés abstracto. 

Agotada de dar oportunidades a una danza superficial, con un buen cuerpo de baile pero desperdiciado por insistir en ideas vagas y mal desarrolladas, con músicas insufribles de bachiatas y cánticos 'a capela'
desastrosos... Siento decirlo, pero por primera vez en la vida, me salí del Gran Teatro Falla de Cádiz, abochornada, decepcionada y triste. Muy malo. Me siento estafada y avergonzada. Que pérdida de tiempo. Que me devuelvan el dinero. Vayámonos. Y así nos volvimos a casa cabizbajos.


Cabría, como poco, cuestionarse el sentido de programa una obra tan tibia en una espacio escénico de alto nivel y el mensaje que lanzamos a un público aun por consolidase en nuestra ciudad.

No dejo de encontrar referencias de vídeos de danza contemporánea latinoamericana: ecuatoriana, argentina, mexicana, brasileña de alto nivel técnico y artístico y me muero de ganas de poder verlas en directo.

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